Cierras los ojos.
Silencio.
El mundo se despliega,
insectos, hojas que arrastra la brisa.
El sol en tu rostro.
Sigue el silencio.
La prisa irrumpe
y tira la vajilla.
Aguantas las ganas de salir corriendo.
Hoy no,
Hoy es el sol en la cara,
hoy el tiempo no tiene la palabra.
No esperas nada,
porque el tiempo se ha ido
y no corre en tu mundo.
Olvidas el dolor,
apartas la pena,
los remordimientos
y escuchas el silencio preñado de música.
Hoy no.
Hoy es la paz comprada con sangre
la que palpita en tus sienes,
la que recorre tu cerebro
cerrando puertas y abriendo ventanas.
Hoy no.
Porque hoy el mundo
te manda un mensaje de cordura,
de calma,
de sutiles notas de añil
en el aire que respiras
para decirte
que nada es nunca lo que nos parece,
y que la vida
es
tan sólo
un ensordecedor griterío
que esconde tus manos en mi espalda
y el sol en tu rostro.
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