Esto no es un poema.
Nunca quiso serlo,
pero hoy nace
porque era necesario.
Esto no es un poema ni un himno.
No es una confesión ni una renuncia;
no es un acto de fe ni un salto al vacío.
Son
sólo
palabras.
Palabras que han trepado
por mis venas,
por mi lengua,
por mi espalda.
Palabras salidas del fondo del océano,
buscando irrumpir y formar una isla,
buscando secar el mar a base de besos,
buscando unos párpados por dentro.
A este himno le falta música,
y le sobran tantas cosas
que puedo construir dos Ítacas
con billete de ida y vuelta.
A estas palabras,
a este himno,
a este anti-poema
También le faltas tú.
Tu historia.
Tu risa.
Tu pasado.
Le sobra mi futuro,
mis errores y mi manía
de no escribir poemas alegres.
Le faltan
muchas
muchas
muchas
más palabras que te nombren,
que te busquen,
que te ponga rostro y risa,
constelaciones en la mirada,
Cisne, Cangrejo, Orión;
todo lo que mis dedos
dibujen en tu pecho.
Estas palabras son las que abandonan
la botella,
la esperanza y la vergüenza
y salen a buscarte
a doble o nada.