Originalmente esta entrada en la bitácora iba a ser sobre la vida, que es difícil y puta, y no la vemos todos de la misma manera ni del mismo color.
Pero me tropiezo con esta canción, y se la mando a mi alma gemela, y me cambia la entrada y las ganas de verte y de hablarte.
No tengo la solución para todo. Hace tiempo, mucho tiempo, en una galaxia lejana, pensaba que podía arreglarlo todo. Me di cuenta de que no es así: nunca sale nada como me gustaría, y creo que incluso es mejor así. Ya no me resigno: acepto que la mierda me va a caer, siempre. Hay que vivir con ella. Pero no aceptarla.
Nunca pienso que, aunque las cosas sean así, tengo que aceptarla. Quizá imagino demasiado, quizá sueño. O quizá intento pintarlo todo de rosa y azul, decorarlo, espero que el mundo se equivoque y me bese en la boca (de hecho, lo hizo cuando apareciste y no lo supo nadie). Sin perder la esperanza, limpio los cristales rotos y decoro la habitación. Por ahora, todo lo que ha ocurrido lo he podido remedir, salvo lo irremediable. Y eso, no tiene remedio, así que para qué llorar por aquello contra lo que no puedo luchar.
No sé cómo decirte que todo va a ir bien. Que no somos especiales (bueno, tú sí); que nuestras desgracias las comparten cientos de miles de personas que viven con ellas, que siguen adelante con ellas. Podemos hacerlo: cierra los ojos, dame la mano y salta.