Todo por hacer, todo por decir

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Tú que vienes a rondarme, María Arnal y Marcel Bagés

Tengo poemas, un cuento y algunas deudas de amor que pagar, pero hoy tengo el cuerpo para jarana, y sueño con osos y fusiles de guerra. Los poemas están sin título ni musa, y el cuento no tiene cuentista que le ladre.

Pero hoy echo de menos el amor, tu paz, tu risa. Dormirme entre tus brazos sabiendo que no pasa nada.

Paz, paz, paz. Con tantos errores que yacen muertos en el camino, a mi espalda, llamas en la oscuridad al amor de tu vida, a tu alma gemela, a la vida que todo lo ha puesto patas arriba,

Sólo quiero quedarme estaqueado en el suelo, como decía Cortázar. Mirándote, rendido, a tu vida y a tu paz.

Que traigas paz. Que aparezcas por mi puerta a curarte, a curarme. A cerrar los ojos y amortajarme, a cambiar mi mundo. A ayudarme a ser valiente para poder huir. A recoger la paz que siembras cuando caminas.

Hoy me he encontrado una pintada en la pared de mi corazón. He buscado en mi manual, y las medidas a tomar son claras. Pero me canso del manual que me manda tirarme por la borda, hundirme con el barco. Me gusta más otro manual apócrifo, con dibujos de Saint Exuperi, que me dicen que persiga a los sueños y te saque a bailar, que sea el que rompe la cabeza de los monos aulladores.

Hoy tendré que irme a vivir conmigo para poder soñarte un poco mejor. Mientras encuentro una cabaña en Alaska para pasar nuestro invierno.