Cansado de todo el marasmo que me ahoga, cansado de haber llegado a subÍtaca y encontrarla pobre, mentirosa al fin y al cabo.
Oigo demasiado la radio, con esos políticos descarados, sinvergüenzas, a los que ya no les importamos nada, y no puedo recriminarles nada: a nosotros ellos tampoco nos importan, les dejamos hacer sin mover un dedo.
Nos han subido los impuestos, se están enriqueciendo robando de la res publica, nos imponen a sus candidatos, los bancos campan a sus anchas exprimiéndonos más y más, y aquí no pasa nada. Aquí nadie se mueve.
Los únicos, la liga de fútbol. Al anuncio de que a jugadores extranjeros que cobran más de 600000 euros les van a hacer pagar lo que pagamos todos los que cobramos más de 600000 euros en España, amenazan con ir a la huelga. Sólo ellos se han quejado. A los demás nos la han metido doblada por arriba, por abajo, por delante y por detrás y no movemos un dedo. Con la gracia y el salero que tiene para que se ponga en huelga un tío que cobra más de seiscientos mil euros: quizá no se respeten los derechos de los trabajadores.
A mí sólo me queda ser cabrón y la pataleta: cambiarme de compañía de teléfonos, de Internet, de banco. Quejarme a ayuntamientos, instituciones, a quien sea. Exigir responsabilidades, teniendo en cuenta que me la pueden exigir a mí. Si se tiene derechos que no se ejercitan, es como si no se tuvieran.
Seamos arena en el engranaje, o cambiemos de país.