Dirían los catastrofistas
que las trincheras de Ucrania
cruzan mi alma, toman posiciones,
mientras el mundo se lanza
sobre nuestras cabezas.
Dirían los tertulianos,
entendidos de nada,
que todo está perdido
cuando el mundo arrecia.
Se equivocan.
Siempre se equivocan
quienes no han pisado la tierra.
Dirían los corazones
que los pozos se abisman,
que los caminos se pierden,
pero yo,
tirando de ordenanzas,
sigo caminando entre tinieblas,
sigo buscándote aunque no estés,
sigo soñando por ti y por mí,
sigo haciendo lo poco que sé
para poder verte un día
en nuestra cama,
en nuestra casa,
en nuestra vida.