Este cuento en tres partes es una confesión personal, es una reflexión, un desvelo. Una necesidad de demostrar que la realidad siempre es más fácil que lo que imaginamos, que todo depende del cristal con el que se mira. Este cuento es autobiográfico, verdadero, y es una botella muy especial. Muy muy especial, que espera que llegue a su destino y sea acreditada por verdadera
Esto va dedicado a quienes viven la vida real, soñando con los cuentos. Porque a mí uno se me hizo realidad.
Bueno, no os miento, esto va dedicado a alguien muy especial. «A Leon Werth, cuando era niño». Ella lo entenderá, espero. Va dedicado a la persona que no conocí, cuando era niña. A la que conocí después, se lo puedo decir de palabra. Sólo necesito que lo crea.
El cuento es el que sigue.