Hay días que lo bordas, y días que lo tiras por la borda. No es la primera vez que empiezo una entrada así, no es la primera vez que un día estás arriba y al siguiente luchas por sacar la cabeza del agua en medio de la tormenta. El día no empieza bien.
Me ha tachado de superficial por esto, una persona que aprecio y que creo que está a caballo entre el cariño y la decepción. Creo que todo esto me pasa por no tener a mi lado a la persona adecuada. Por no dormir contigo.
Es duro para mí el párrafo anterior, por mil razones personales, de lo más doloroso. Y no pienso contarlas en este blog, al menos no por ahora. Porque sólo causaría dolor y desesperanza, y no cambiaría mi soledad.
Pero deseo tu paz y tu risa, tu guerra y tu llanto. Creo que, sólo con eso, y sacando de mi mochila los tesoros guardados en el pasado, podría salvarme. Alguien podría salvarme. Tú podrías salvarme.
Quizá mi salvación fuera perdición para otro u otra, quizá yo sea decepción o error o inmadurez, pero llevo mucho tiempo perdido buscando luz, buscando paz, buscándote. Y se me acaba el tiempo y la gasolina en el depósito. Si sigo así, caeré en medio del desierto y moriré.
Vamos a dar la batalla en otro día de mierda.