Flores en el (tu) pelo

en
San Francisco, Scott McKenzie

De vez en cuando se te mete una canción en la cabeza. Una canción que te apetece cantarle a la más bella de Madrid, cuando paseas por sus calles tristes y atestadas.

Y buscas la canción y buscas a la bella dama, pero nada sale en su momento.

Vuelves de Madrid con la canción en la memoria, en la punta de la lengua, con la más bella de Madrid en la punta del corazón, preguntándote qué andarás haciendo ahora, hecha una madeja en el sillón.

Y vuelves a tu vida y a tu guerra, a tu soledad y a tu derrota plagada de cartas de armisticio y de rendición, de soluciones de compromiso, de ausencias que te dejan vacío por dentro, de presencias que te derriban.

Así que sueñas que ella te despierta, con flores en el pelo y cañones en los labios, que Madrid esconde el corazón que te falta, que la vida te puede hacer un último regalo y reconciliarte con ella; que un día te encuentro y me cambias la vida.

Ayer viernes fue ésta mi canción, no sé por qué. Sería por las flores en el pelo que sueño con acariciar. ¿Cuál fue la tuya?

Seguimos en la lucha, siempre sin rendirnos hasta morir o conseguir tu risa entre mis brazos.