Quiero escribir(te) un poema
pero hoy las musas no han acudido a mi llamada,
así que me enfrento
solo y malherido
a escribir esta vida en blanco
que dejaste cuando me dejaste.
Y sin musas y sin brújula
rebusco en las palabras
cómo decirte que te echo de menos
de una manera
que no te haya dicho antes.
Y no la encuentro.
Como tampoco te encuentro a ti sobre mi cama
en la cocina
entre mis brazos
dormida en el sillón
y todos los lugares pierden su nombre si tú no los nombras
y mi casa se difumina y se apaga porque tú no la nombras.
Siguen sin venir las musas
pero viene el fantasma
del hueco de tu cuerpo en mi cama,
del eco de tu risa en mi oído,
del calor de tu aliento en mi espalda;
todo aquello
que tu ausencia grita y proclama y señala:
tu cuerpo, tu risa, tu aliento,
tu voz diciendo que me amas,
tus ojos cerrándose sobre mí.
Quiero escribir(te) un poema
y me sale un aburrido decreto del BOE,
un panegírico a tu ausencia,
un sobre de amor descafeinado,
un triste remedo de llanto
desconsolado,
afligido,
atormentado,
doloroso
como dolorosa es
tu ausencia en mi vida,
tu vacío sobre la cama,
el silencio de quien no pronuncia tu nombre
porque no estás conmigo.