Llevo tiempo abandonado, abandonando el blog, las manos en los bolsillos y el corazón en la guantera. Llevo tiempo sin esperanza alguna, sin fuerzas para apuntar de nuevo entre tus tetas, sin saber ni querer buscarte o encontrarte.
Así estoy yo sin ti, o sin mí, según se mire. Sin ganas de fines de semana, música, poesía o cerveza. Sin ganas de escaparme a Madrid, de leer a Neruda, de dormir a tu lado.
Creo que es la edad, el tiempo, la vida que me ha vencido, que me ha atropellado y me ha dejado hecho un guiñapo en la cuneta. Y, desde abajo, queda poco ángulo para mirar tu sonrisa.
Será que me falta valor para rendirme, como siempre ocurrió. Que huyo de mí mismo. Que no me resigno a esconderme entre tus brazos, a escribir un libro. A admitir que necesito paz, esperanza y poesía.
A que necesito que me saques de este infierno y trates de curarme todos mis males.