No me encuentro en ningún sitio. Todo me aburre. Nada me motiva y ya ni te busco ni te necesito. Ni necesito a nadie. Es una especie de muerte en vida, acosado por miedos y el vacío, con el recuerdo de los gritos de los necios y los bárbaros. Nunca nadie. Sólo lastre, freno y dolor de los errores.
El miedo. Siempre el miedo. Ahora es solo miedo y hastío extremo, casi abulia. Nadie viene a salvarme. He apagado las luces, desconectado las señales de socorro.
¿Dónde estás? Me han robado la poesía y las ganas de todo.