Una noche mala y poco dormida, tinieblas, noche e irrealidad acompañan mis movimientos por la ciudad, del metro al centro comercial y luego las calles y de nuevo el metro. Luces, caras, recuerdos de aquella vida contigo que ahora vuelven a asaltarme en las esquinas, en los pasillos.
Porque huí de esa vida, y ahora la mía la habitan otos personajes que no forman parte de ese decorado, de esos recuerdos. Porque ahora esa zona no es mi zona de confort, y está llena de dragones y se acaba el mundo, y me siento nervioso y tentado a dejarme caer por el costado del mundo y quedarme allí para siempre, contigo.
El anonimato trae comodidad, auriculares e Ismael Serrano recorriendo su último disco, mientras todo me recuerda a ti. Y entonces me cruzo con alguien que lleva tu perfume, y caigo noqueado, con el cerebro falto de oxígeno, sin distinguir realidad de deseo o fantasía, buscando tu risa en ese escenario, preguntándome qué nos ha pasado.