Necesito vomitar todo lo que llevo dentro, llorar en un hombro, preferiblemente el tuyo. Dormir y descansar y soñarte despierto. Pero todos los días la vida me abofetea y me manda a la trinchera 2-3B, a mantener la posición en medio de ninguna parte.
Me queda la música y la soledad.
Me ha llegado el nuevo disco de Luis Ramiro, 2029. 11 canciones directas al corazón, en estos días en los que me azota el tedio y la melancolía a partes iguales.
Me gusta la poesía y la aventura, me gusta llegar a casa y encontrarte en mi cama, en mi vida.
Pero se ha caído la poesía en algún sitio y no la encuentro, aunque mis ganas de escribirte pugnan por volver a primera línea, todas las mañanas mientras recorro sistemáticamente mis 65 kilómetros hasta el trabajo, mis 45 minutos de Radio3, sueños despiertos y feroz introspección. Y la aventura la ha puesto Amazon en oferta, pero no me llega la economía para hacerme «mi propia aventura».
Así que todas noches te imagino en mi cama, todas las tardes imagino tu culo subiendo las escaleras en nuestro no-piso de La latina, todos los días oigo tu risa y te miro e imagino que soy feliz.