Comienza un año, la vida sigue

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Como todos los fines de año últimamente, en esa bisagra temporal que cierra un abismo y abre otro, no he deseado nada para 2020. Mejor así.

Las navidades suelen ser sinónimo de nostalgia, de recuerdos. De recordar lo que fue y lo que pudo haber sido. No ha habido libros ni series, y el hábito y el tedio han pulido todas las aristas para dejar esa perfecta, aburrida pelota que el viento mueve.

No puedo evitar que todo me golpee, que todo me traiga tu recuerdo y tu aroma y tu risa. Qué dolor saber que no eres ni estás, que todo está perdido, que esta condena va a ser eterna, que Madrid no es más que un desierto con paradas de metro.

Sé que no debo quejarme. Sé que he llegado lejos, que tengo a mi lado a la mejor infantería posible, pero sigo soñando. Te sigo soñando.