Y mirarte otra vez

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Quizá esto debiera empezar como un poema, pero hoy no tengo ganas de ponerte en otro poema.

Quizá mejor en esta prosa aciaga, desdichada.

Me sobran los motivos para no escribirte más, para llenar esta bitácora y esta web de otras letras y otros sueños y otra vida. Porque me equivoqué, creí que esta vez eras tú.

Pero no.

Proyecté sobre ti todos mis sueños y anhelos para que los desmenuzaras y desguazaras en el dique seco de tu egoísmo.

Y parece que sigo aquí, buscando quién eres en cada sonrisa, en cada esquina en que me doy de bruces contigo, en cada blog, en cada historia, en cada foto que consigno en mi bitácora, aferrándome a la esperanza de que un poema te revele, de que una carta amanezca en mi buzón y me diga que todo es mentira. De que un día encuentre el manantial cuya agua me haga olvidar y todo empiece otra vez. Las fuentes de Leteo.

Empezar de cero. Reencontrarme conmigo en tu mundo, hacerme un hueco y empezar a construir otra vez mis sueños con los restos que el naufragio de mi vida trajo a la orilla, tormenta tras tormenta.

Sólo quería que por una vez algo saliera bien pero, entonces, cuando salió, me di cuenta de no quería eso.

Te quería a ti, pero tú no eras tú sino otra, y sigues sin estar ni ser. Y yo, tonto de mí, sigo pensando que todo tiene solución, que un día te encontraré. Y te emocionarás con mi música y con mis letras y yo me esconderé en tus brazos.

Tonto de mí.

Si tan sólo hubieras sido tú, y yo hubiera sido yo y no este remedo fantasmal de lo que los demás esperaban…

Porque te sigo soñando, aunque no lo merezcas.

Tonto de mí.