Es lo que toca en estos tiempos, ya desde hace tiempo siempre oscuros, melancólicos, tiznados de dolor y rabia y mala gente golpeando los barrotes con sus cazos, la mirada torva y violenta, irracional y procaz.
Sigo en mi tarea inacabable, inabarcable, anónima de detener el mundo, las balas con el pecho. Y tú desaparecida de mi vida y de mi cabeza, con el vacío que dejaste y que es, cada vez, más grande. Mayor incluso que lo que ahora soy.