Cruzamos miradas y sonrisas
en la cola del metro,
sin cambiarnos las palabras.
Salimos del vagón,
de la calle,
y decidimos
deseamos
esperamos
que el azar nos reuniera.
Colaboré con mi mala suerte
y recorrí Madrid
buscando la mirada más profunda
más bella de Madrid.
La latina, Chueca, Malasaña,
Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, Tribunal,
dende queda tu oficina para irte a buscar.
Pero no encontré a la más bella de Madrid,
no pude conocer su nombre,
mucho menos besar
a la rosa de Lima.
Todavía no pierdo la esperanza
de que el azar nos presente.