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A veces se me escapan las musas,
se me derrumba por dentro algo
y las linotipias dejan de escribir
poemas,
relatos,
sentimientos atorados en las venas
y un sótano inundado de recuerdos,
para el que hay que llamar a los bomberos.

A veces se me acaba el combustible,
y planeo, aterrorizado,
buscando pista o un claro en la selva
donde posar mis miedos.
O salgo a perderme entre los bosques
de ese país donde nunca pude quedarme a dormir.

A veces quiero escribirte un poema,
y leo a mis juglares favoritos,
escucho las trovas de los cantautores
y miro lánguido la luna
con la esperanza de poder decirte algo bonito.

A veces me quedo en blanco,
echándote de menos,
sin saber por dónde salir de este laberinto,
dónde puedo encender una luz que nos alumbre,
o donde hay un pequeño poyo
donde sentarme contigo y con mi alma.

En tardes como ésas,
tardes de domingo o de silencio,
me doy cuenta de todo lo que soy
cuando no puedo abrazarte.
Disparate, Carmen Boza