A veces la vida te da en el centro del pecho, con una puntería tétricamente certera. Te estremeces, el dolor recorre todas tus fibras. Te fallan los miembros y el alma, se nubla la visión.
Sigue caminando. Sigue luchando. No te hundas en la duda. El dolor no mata si tú no quieres. Si tu análisis no te dice qué hacer, si no sabes, si no puedes, sigue haciendo algo. Si de verdad crees que no estás equivocado, sigue caminando, sigue luchando. Sigue peleando. Nunca dejes de pelear, nunca dejes de hacer algo
Manual para hundimientos generalizados, capítulo 3, página 117
Así que ahí estamos. Con un terrible agujero en el alma, a través del cual veo las nubes negras y los escombros. Pero no hay sitio para la pena si todavía crees en ello. Así que te levantas y sigues haciendo lo que crees correcto, sigues dando lo que pienses dentro de ti. Nunca dijeron que sería fácil.
De nuevo la frase maldita: algún día, en algún lugar, algo saldrá bien. Aunque al final nos cueste la vida.