Te debo mil poemas
y hoy es un buen día para regalarte uno.
Aunque me salen rotos últimamente
y sin chispa y sin alma,
pero hoy no.
Hoy es día de sembrar esperanza
entre las ruinas del desastre.
Hoy es día de abrazarte
y decirte que te quiero.
Hoy es día de saber
que se pueden matar los errores,
para que no nos maten;
que el dolor es otro fantasma
como los que nos han traído aquí,
y hay que vencerlos.
Es día de saber
que juntos,
si queremos,
podemos.
Porque los niños que conocimos,
los que se daban la mano,
están ahí esperándose
y echándose de menos.
Felicidades por ser tú
el regalo del mundo.