A veces parece que sólo queda rendirse, que todo se hunde irremisiblemente, y nada ni nadie puede contener esa herida que se derrama. Momentos en que la esperanza es un recuerdo de días mejores. A veces las cosas no salen como se planean.
Pero rendirse nunca entraba en mis planes. En mis planes entraba caminar de tu mano, despertarme contigo, crear un lugar seguro donde el mundo se estrellara sin poder atravesarnos. Y no pienso renunciar a esto.
Ahora todo son preguntas sin respuesta. Ahora todo son carreras en las noches, sirenas que anuncian bombardeos, planes de contingencia y control de daños. Porque no verte, no tenerte, duele como si no quedara en el mundo más dolor que alojar en el corazón.
Tiempo. Necesito tiempo. Y paz, y consuelo, y esperanza. Y un plan de asedio a tus caderas, y saber que eres el final del camino, con besos, libros y cine a tu lado.
Demasiada guerra, que ciega mis sentidos y atraviesa mi alma.
Hoy, día 5, es un día perfecto para echarte de menos, para necesitarte, para quererte, para romper con todo y correr a tu lado.