El teléfono no cura la pena,
ni abraza ni besa ni ríe.
Mientras tanto, allí estas tú,
al fondo de esta calle
sin salida, sin retorno y sin farolas;
un día más lejos que ayer,
un día más cerca que mañana.
En esta casa,
triste y oscura sin ti,
recorro las fotos y los cuadros
que sirvieron para hacerla nuestra.
Deambulo,
sin prisa,
sin risa
sin ti,
buscando tu cuerpo en la cama o los rincones,
tu silueta en la ducha,
tu calor en la cocina.
Pero el vacío me devuelve
la infinita distancia que nos separa;
la esperanza sin acuse de recibo,
el viernes con etiqueta de lunes.
Dos días sin ti
que pesan como años
cuando mis abrazos te buscan
y no te encuentran.
Te echo de menos,
te añoro,
te quiero.