A veces
me cuesta entender la vida.
A veces
me cuesta consolarte
cuando hay
intensas turbulencias.
Yo,
que me había rendido por fin
a no esperar nada ni a nadie
me encuentro otra vez con ganas
de asediar el castillo de tus caderas
y proteger el regalo de tu risa
de esta puta vida
que nos destroza cada día.
Cómo decirte
que podemos hacerlo,
que de tus 7 vidas
me quedo con la última,
que de todas las lluvias
salimos con la que te limpia el alma;
que quiero acallar tu dolor
tu pena
tu tristeza
con todos los besos que caben
desde tu boca a tu ombligo.
Cómo decirte
que mis manos son tu salvavidas
si las coges,
que mi pecho
sostendrá el mundo ante tu puerta
cuando quiera entrar
a robarte la paz, la calma o las tijeras.
Como decirte
que podemos tatuar en nuestra piel
nuevos soles y nuevas madrugadas,
que la esperanza corre sobre tus pezones,
que la alegría viene en sobres cerrados
sin destino ni remitente
cuando los encuentras en tu buzón.
Sube conmigo a este Land Rover
aparcado en tu acera.
Déjame que lo intente,
que restañe tus heridas,
que calme tu dolor,
que te enseñe mis cicatrices,
que te escriba un buen poema
para decirte
que todo va a salir mejor.