Sigo en este mes loco, hasta el 27 de mayo no seré persona otra vez, y entonces todo cambiará. Pero hasta entonces me defiendo de los lobos, de sus dentelladas y de su hediondo aliento.
Por cierto, hoy no me dolías. Habrá sido la guerra, que todo lo puede. O que tu herida se ha cerrado ya, definitivamente (eso nunca), o que la tinta de tus tatuajes ya no corre por mis venas.
O que soy más viejo, más triste, más piedra. Que ya no te echo de menos porque ni te quiero ni me quiero.