Ahora
que parece que te has ido
ya del todo,
recojo los vestidos que olvidaste,
los cigarros que dejaste
encendidos por mi casa,
por mi alma.
Ahora
que parece que no estás,
definitivamente,
salgo a mojarme
en la lluvia del verano
que no llega,
que no toca el suelo,
como no lo hace estos días mi aliento,
mi congoja,
mis recuerdos.
Ahora
que tus fotos son de otro,
que tus besos son del viento
cálido,
asfixiante
del olvido,
he decidido tomar un tren expreso para Bucaramanga,
que atraviese las noches en que no te tengo,
las noches que me dueles tanto,
que me dueles
como un taxi solitario
en el aeropuerto de Carrasco,
Uruguay.
Ahora
que ni me quieres ni me quiero,
robo periódicos de los bares de Huertas
para buscar mensajes secretos,
ocultos, cabalísticos.
Para preguntar a los desconocidos
si te han visto pasar
con tu risa por bandera,
con mi alma en bandolera.
Ahora
estoy a dos metros
de dejarlo todo,
de dejarte,
para volver a empezar por el final
para volver a esperarte
cuando nadie espera nada.