No es que no tenga ganas de escribir, es que el mundo sigue a mis puertas pidiendo que salga a la ventana y me rinda. Y no pienso hacerlo.
No es que no añore tus caderas, es que la urgencia ha tomado mi plaza y todos huyen mientras yo busco tus ojos, mientras disparo a los malos.
No es que me haya rendido, es que sigo caminando en el círculo que no me saca del infierno. Pero sigo caliente.
No es que no te quiera, es que no me quiero y, de esa manera, no me sale nada del alma como para hacerte un guiño.
No es que no necesite ser salvado, es que necesito todo lo contrario.
No es que me canse mi vida, es que he llegado a odiarla tanta que ahora busco en el rastro vidas de segunda mano, vidas usadas, con marcas y rotos, pero que no sean ésta.
No es que no te eche de menos, es que ya no me quiero, es que ya no te espero, es que me quiero ir y el tren lleva años sin pasar por mi estación.