No puedo dejar de echar de menos la poesía que se me ha escapado entre los dedos. Ahora miro a otras mujeres y no encuentro sabor, esencia ni curvas que me motiven a cambiar de vida.
Cambiar de vida sería una solución temporal a casi todos mis problemas, pero esta vez la muralla del tiempo se ha venido abajo, se han perdido segundos, minutos, esperanzas, casi mundos enteros se han perdido; ahora campan a sus anchas los espectros del tedio y la resignación.
Y pensar que todo lo que yo quería era abrir los ojos y tener ganas de ti.