Ayer te vi,
sé que eras tú,
quizá en otro tiempo,
en otro lugar,
en otra mujer.
Pero eras tú,
sin duda alguna:
era tu risa y tu pelo,
era tu niña y tu bolso,
eran
todas las promesas que nunca me hiciste,
todo lo que tú y yo
nunca fuimos ni seremos.
Indudablemente
eras tú.