Vérsame

en

Los besos que más duelen
son aquellos que no damos,
las vidas que más hieren
son aquellas que no vivimos,
que imaginamos y soñamos
cuando cae la noche,
cuando cae el alma
por el abismo imparable de la pena,
del tedio,
de la impotencia
ante esta masa pegajosa,
ante el cronopio que baila tregua y catala,
ante los bárbaros
que hurtan la voz y la palabra,
que adoran al becerro maldito,
cobardes,
venales y vendidos,
podridos de avaricia,
de dinero,
de odio.

Las despedidas que más duelen
son las que no ocurren.