Porque pienso en tu nombre y me vienen las lágrimas a los ojos, y no estás ni estarás ni se te espera, y reniego de este perro mundo.
Ven y sácame de aquí, que ahora yo sólo veo con la mirada inyectada en sangre, con las neuronas erizadas de dolor y odio y rabia, obsesionado por rendir cuentas y mandar ante su creador a media docena de hijos de puta, quizá alguno más.
Sálvame antes de que hayas más muertos y heridos, antes de que tengan que retirar mi cadáver, entre hedor y muerte y sabor de sangre, entre todos los despojos que haya dejado a mi paso.
Ven y sálvame. Que quiero echarte de menos y perderme contigo, que necesito ilusión y esperanza renovada en el ser humano.