Retomo viejas costumbres que las tormentas desarbolaron en el pasado, en el que no existe (todavía). !0 canciones para correr de tu mano por Madrid, para enborracharnos y llorar y reir, para despertarme contigo y no desear más que malditos domingos de paz.
- Mi chica revolucionaria, de Diego Ojeda. No cuenta,por eso empieza en el cero, por eso es un poema sobre una mujer que es seda y hierro y me deja estaqueado en el patio.
- Échame de menos, de Fredi Leis. Su frescura, su amor y su desamor me vuelven a acercarte, junto a su hermana pequeña, a volver a creer que aún queda esperanza de que tú y yo hagamos algo grande.
- Relocos y recuerdos, de Luis Ramiro con Marwan. Dos grandes para volver a llorar por ti, ahora que casi ya no dueles, ahora que lo que duele es la ausencia de tu dolor. Con todo lo que pudimos haber sido
- Tienes que saber, de Guille Dinnbier. Al final todo quedó en nada.
- Héroes de sábado, de La M.O.D.A. Porque, pese a no ser nadie, quedan ganas de luchar. Por mí, por quien nunca me falló, por la guerra que merecen aquellos que no merecen piedad, por aquellas que no merecen amor.
- Pausa, de Izal. Los nuevos descubrimientos, que aquí son muchos, e Izal es uno de los que perdura. Yo sólo pido pausa y tú me das ojos de huracán. Pero al revés.
- Los amantes, de Mabü con Izal. Justo lo que nunca fuimos.
- Por tu olor, de el kanka con Jorge Drexler. Un poco de alegría, un canto a los pequeños detalles que configuran nuestra grander derrotas.
- Volver a ser un niño, con Txetxu Altube y Street Wings. Mis 18 años a flor de piel.
- Roto, de Conchita con Lichis. Así estoy yo sin ti.
- Maldita dulzura, de Vetusta Morla. Un poco de orfebrería acústica. Para qué hablar contigo, mejor escuchar cómo se derraman mis lágrimas en tu desdén, en tu maldita y doloroza dulzura.
- La historia de los amores imparables, de Marwan. Creo que al final no diste la talla como piedra. Esto no es una canción, esto es una biografía apócrifa y vicaria, vivida en otros cuerpos.