Hace un rato, hoy, consumiendo mi dosis habitual de kilómetros, sin otra cosa que hacer que esnifar hollín, vigilar la carretera y pensar, he escrito de nuevo mi poesía. Empezaba algo así como
¡Mi mundo se ha vuelto loco!
Qué desgracia la tuya el haber nacido para enmendarlo.
aunque se me ha olvidado, o se me han ido las ganas o me he acordado (perdón por la tristeza). En pocas palabras, quería escaparme contigo a beber, dormir, viajar y arreglar el mundo, ya no sé si el tuyo o el mío, o el de todos los demás, que se ha vuelto loco del todo.
Pero al llegar a mi despacho me ha asaltado la tristeza emocional, afectiva, sentimental. Han sido Leiva, La M.O.D.A., Ismael Serrano. Ahora que no follo han dejado de apasionarme Marwan, Luis Ramiro o Andrés Suárez, supongo que porque una cosa lleva a la otra. Me han entrado ganas de llorar, quizá por haber dejado morir mis sueños, quizá porque me quedo sin agua y sé que esto se acaba, quizá porque el callo de la mejilla no soporta más bofetones y sólo pienso en el peso de la madera barnizada, en escaparme una semana donde nadie pueda encontrarme ni verme y hartarme de estar solo. Quizá harto de vivir para los demás y nunca para mí. Con ganas de empezar de cero y vaciar todos los mueble-bar de Madrid y cerrar todos los bares y saber que mañana no me espera el infierno cuando suena el despertador.
Hoy no es día de mojar la pólvora, pero casi todo está en la zona roja del dial.