Como el tango de Gardel. Sigue esto poniéndose difícil y sin justificaciones, sin nada que garantice que este camino desemboca en algún sitio. Es el problema de anteponer todo a uno mismo. De dar más importancia a los demás que al yo, de ser altruista a cambio de nada. Porque el ser humano, egoísta y cainita por naturaleza, usurero y mendaz, no es capaz de advertir que esto lleva a peores sitios como especie y como sociedad. La estrategia óptima, dijo Nash, es la que beneficia al grupo, no la que beneficia al individuo.
Hoy, con ganas de dejarlo todo (o casi todo). De renunciar y dedicarme a mí, de tomarme unos años sabáticos, de emprender una vida donde deje de preocuparme por tantas cosas. Horas bajas, cansancio, decepción, hastío, abulia, abandono. deseando salvación de un alien divino, buscando escapar y no pensar y no doler y reír. Un muy mal día, enlazado con tantos que se pierde la perspectiva y sólo se ve el camino a los pies, sin atisbo alguno de horizonte o esperanza. Sin ganas de nada, si siquiera de ti.
Sálvame.
No es que el amor yerre a veces, sino que es, por esencia, un error. Nos enamoramos cuando sobre otra persona nuestra imaginación proyecta inexistentes perfecciones. Un día la fantasmagoría se desvanece, y con ella muere el amor.
Ortega y Gasset / Estudios sobre el amor