Levantarse cada mañana
sin ti a mi lado.
Desayuno, ducha y trabajo,
el mundo golpea inmisericorde.
Camino entre las ruinas de mi vida,
arrastro el pasado,
maldigo los pasos.
Me miro las heridas y los rasguños,
reviso el abollado peto,
el tremolante casco,
las doradas grebas.
Un día más
y vivir para contarlo.
Sin ti a mi lado.
Las impresoras dictan mi funesto destino,
las lenguas viperinas
escupen su veneno
sin ti a mi lado.
Todo sabe a ceniza,
desde tus besos
hasta tu risa.
De nuevo en casa.
Tedio y rutina. Desahucio.
Dos kilómetros de lágrimas rojas.
Noche insomne,
eterna,
amarga,
sin ti a mi lado.
Y vuelta al principio.