Hoy he comido con amigos, casi una despedida hasta septiembre. Un lugar de tranquilidad, de cariño, de confianza, un lugar que y un momento que reparaba voluntades y esperanzas. Quizá he echado de menos poder escaparme a comer contigo, olvidar pesares y responsabilidades y dedicarme a ti y a mí y a dejar que el mundo ruede bajo nosotros. Pero siempre queda el miedo de todo lo que el hábito lame hasta darle textura de tedio, que no suavidad satisfactoria. Nada encajaba esta sobremesa contigo.
No estoy nada inspirado esta semana, este arranque en frío con tanto cinismo a mi espalda que deseo ser como el doctor House, pelearme con el mundo porque, en el juego de la vida, o ganas o mueres. Y ahora, para vivir, necesito matar. Me enviaron como paloma entre serpiente, como cordero entre lobos, y me empieza a pesar todo, me faltas tú sobre la cama.