Quemando cromo

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Todas las noches, en esas tierras desconocidas y prometedoras que se encuentran en la antesala del descanso, repaso y escribo mis poesías, mis entradas en este blog maldito, en esta maldita columna de hierro que se quebró, como todas más que por los golpes, por el óxido de la vida.

Sigo siendo cascarón, sigo siendo fachada pública que no enseña más que una faceta descafeinada, políticamente correcta, que no muestra casi nada de lo que soy, de lo que somos realmente. Machacado emocionalmente,  desnortado profesionalmente. Mostrando aquello de lo que no estoy orgulloso, y escondiendo lo que me ha traído hasta aquí: mi corazón, , mi ilusión, mi creatividad. Todo lo que me ha hecho, todo lo que soy.

Esta vida pública me ha roto en muchos aspectos. Ahora no tengo ganas ni de quererte ni de quererme. Sigo en mi desierto, sin que me leas, sin querer irme, teniendo claro que esta vez sí soy yo quien tiene la culpa de todo.. Sin paz, sin ilusión, sin otras razones para vivir que las que llevo impresas en el ADN.