Porque todas las canciones
encajaron en mis cicatrices,
restañaron mis heridas,
acabaron por hacerme
más duro,
más roca,
más metros en la mirada
mientras caminas
bajo el fuego enemigo.
Porque el camino fue tan largo,
tan áspero,
tan agreste,
quizá por eso tuve que olvidarte,
quizá por eso tuve que buscarte
entre mis despojos
con la esperanza de no encontrarte,
de que no te hicieras trizas
al mirarte entre dos luces.
Ahora enciendo el fuego,
afilo tu recuerdo,
olvido tu mirada,
escribo,
espero
a vuelta de correo,
la rendición que me redima,
la muerte que me salve
de una vez por todas
de tu recuerdo y tu desprecio.