Dime ahora qué hago yo
con tu herida en mi costado.
Con la herida que se abre
todas las noches
que no estás a mi lado,
que son todas.
Dime cómo suturo
esa luz que se me escapa por las noches,
esa rendija al alma
que muestra tu foto y mis vergüenzas.
Dime,
si me lees
o me aprecias
o mejor,
si me quieres
(esperanza vana)
a qué timbre debo llamar,
que infierno debo cruzar
para poder tocar tu espalda
y romperte el alma a besos.
Pero no eres tú.
Nunca te besaré,
nunca tendré tu cuerpo
ni tu risa ni tu vida.
Nunca fuimos nada.
Nunca fui nada
que valiera tu pena.