Si vis pacem, para bellum

en

Momentos difíciles. No hay nada más peligroso que las malas personas con poder, no hay nada más fácil que destruir por odio, con esa justificación farisea que acalla conciencias que luego levantarán orgullosas el puño o el brazo. Cada día es más difícil vivir para justificar esto, cada día se hace más importante salir a tapar la calle y frenar esto, echarlos a todos.

Así que, en medio de este bajón general, esperando que vuelva la rabia y la resolución, con a veces lágrimas, a veces ira en los ojos, empiezo a volver a renegar de todo y de todos, empiezo a querer huir y desparecer de este mundo traidor, cobarde y cainita. Casi espero que sientas lo mismo, por una vez, que me pidas huir, que te refugies en mí y salgamos de este embrollo, de esta jungla, de este desierto de amor que llevo recorriendo tanto, demasiado tiempo.

Porque en días como éste, te echo si cabe más de menos, que nunca se sabe cuánto cabe en un corazón con arrabales y suburbios. Echo de menos sencillez, paz, risas, presente y vicio. La suavidad satisfactoria de quien nada espera.

Pero la gente no sabe de ti.