Leyendo «Un fuego sobre el abismo» (mi kindle es un refugio de la ciencia ficción añeja). Tratando de ver en ratos perdidos episodios de «Billions», pensando en hacerte canciones en lugar de cantártelas, buscando un buen lugar donde rendirme pero, en tardes largas y solitarias como ésta, todo pierde sentido, se disuelve el horizonte y ya no tengo ganas de fugarme contigo. Eso sí es una rendición inaceptable, pero a veces uno llega tarde a la estación.
Quizá el 31 de marzo podamos hacer magia.