Y entonces vas y me salvas,
o te salvo yo a ti,
que en esto nunca se sabe.
Y nos hacemos unas risas
y unos viajes
y dejamos del revés los pijamas
mientras nos decimos todo en la cama,
o en la cocina,
o en el parque.
Y me prestas tu risa
a cambio de mi…
a cambio de nada,
porque nada tengo,
si no te tengo a ti.
Y, entonces, a partir de ahí,
empezamos de cero.
Que seguro que te gano
en las distancias cortas
y con la luz apagada.