Ahora sí. El día, que prometía ser normal, sigue la tónica general de mis días. Yo no tengo remedio, y no sé dónde voy a llegar. Sin esperanza. Será que nadie está contento con lo que tiene, como decía el principito.
Quizá el año que viene algo vaya mejor. Y eso que cualquiera envidiaría lo que tengo y lo que soy, pero a mí me ahoga lo que no tengo y lo que no soy.