Ayer escribí otra entrada sobre mí, sobre lo mal que estoy y todo eso, pero no me apeteció publicarla. Igual fue porque ayer la vi, aunque ella no fuera ella (no le busquéis sentido a este juego de palabras). Hoy estoy revisando mi portátil, que está dando demasiados errores, mientras preparo mi clase de esta tarde y la charla de mañana. Aunque todo esto no es más que proemio, preludio, exordio o preámbulo. Para empezar, vamos. Aquí empieza el post.
Dicen las leyendas populares que los peces apenas si tienen una memoria de unos 5 segundos. Después de eso, lo olvidan todo y lo vuelven a prender. En bucle. Una especie de Memento natural. No sé si eso de los peces será verdad pero, en cierto modo, sí lo es en los humanos.
Todo el mundo está ahora hablando de Trump, como una gran catástrofe (Ya lo predijo Michael Moore, aunque ahora no nos acordamos de todos los que fallaron). Hace poco estábamos también con Rajoy y el PSOE. Pero en dos meses nos habremos olvidado de esto, apabullados en parte por toda la cascada de información con la que nos duchan a todo momento. Y luego llegarán las elecciones que toquen y, aunque algunos se acordarán del pasado y sacarán la hemeroteca a relucir, no servirá de nada: volveremos a lo mismo. Volveremos a desdeñar el pasado, nunca aprendemos, cometeremos errores y nos dejaremos arrastrar por las consignas fáciles que nos llevan a donde ellos quieren, no donde nosotros necesitamos estar. Y esto sirve para los voceros tradicionales y los nuevos mesías.
El mundo es demasiado complicado como para poder comprenderlo totalmente, para poder controlarlo perfectamente. Cualquier intento de hacerlo conducirá a la decepción y a fracasos parciales. Porque, admitido ese punto, el mundo es muy sencillo, de tan complejo. Funciona lo que sigue funcionando, lo fácil, lo directo. Ya podían los demócratas explicar y ser pedagógicos y comprensivos: funciona el eslogan fácil, pret-a-porter, que sale del corazón o las entrañas. Lo que funcionaba hace 3000 años sigue dictando cátedra ahora. Se puede ver a Podemos en el Gatopardo de Lampedusa: nadie hemos inventado nada.
Así que difícilmente saldremos de este agujero en el que vive España,en el que vive Europa, el mundo e incluso mi pueblo. Saldremos de un agujero para caer en el que han cavado los otros. Leed, imbéciles, para daros cuenta de que estamos en malas manos, y las que se tienden a salvarnos no son mejores. Estamos perdidos, a no ser que nos pongamos el mono de faena, todos, sobre todos los que no quieren.
Empiezas pensando en cómo arreglar tu vida, y acabas queriendo salvar a todo el mundo. Yo sólo quiero poder vengarme de la estupidez, quizá sea mi tercer objetivo. Antes tengo dos más en mente.
Uno de ellos eres tú.