Películas que me monto

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He conocido a un par de personas que representan lo que creo que añoro. O, al menos, transmiten una vida que ansío conocer, quizá para odiarlas después. Tampoco las he conocido (el en el sentido bíblico ni el el real): las circunvoluciones de la vida han hecho que parezcan ciertas intersecciones, y luego las redes sociales han hecho el resto. Tiempos modernos.

Todas son una vida «de alto nivel«, y me explico, ya que éste es un concepto informático. Alto nivel es cuando hay alguien que hace el trabajo sucio por debajo para que todo te sea más fácil. Dicho esto, continúo con las vidas de alto nivel. Son personas que transmiten esa vida despreocupada, casi de película, idealista, donde todo son puestas de sol, paisajes idílicos, viajes, escapadas compañeros… un culto al uno mismo, viviendo para sí, haciendo todo lo que uno sueña. Sin preocuparse demasiado del día a día. Algo que deseo: incrustarme en una vida así, en la que pueda despreocuparme y alguien me saque a hacer lo que yo nunca hago, lo que yo nunca haría por mí mismo, nunca.

«Cree en ti». Comencé a creer en mí a los 40, cuando me di cuenta de que todo el camino hasta Ítaca me había dado suficiente munición, vituallas y pertrechos para afrontar cualquier empresa con garantías de estar a la altura. Toda la vida trabajando a bajo nivel, en la sentina, en las cañerías, moviendo las válvulas y asomando la cabeza a ve qué explotaba en el alto nivel. Ahora sólo deseo abandonarme a lo fácil, abandonarme a ti, negarme a mí mismo y vivir la vida loca, con la sonrisa idiota del que tiene bastante con ver la sombra de tu pelo, la curva de tus tetas.

Cuando uno se ha programado la vida la vida en ensamblador es fácil pasarse a cualquier lenguaje de alto nivel. Sabes lo que hay debajo, así que moverse en la superficie viene rodado. Simplemente tienes que dejar de pensar en la cantidad de recursos malgastados para esa vida de alto nivel. La vives y punto. Aunque si se ha estado en la trinchera, a ciertas personas nos cuesta dejar de pensar a bajo nivel. Es una desgracia, es una desgracia que mi padre sólo me enseñara a trabajar. Es lo único que sé hacer, y todo lo acabo reduciendo a lo mismo. Ahora me sobra todo, me sobra el dinero y la posición y lo que tengo porque no me permite comprar lo que ansío.

Sí. Necesito abandonar todos mis principios, todo lo que soy y lo que fui, y dejarme llevar de la mano de alguien despreocupada, candidata a un buen desastre, que conculque mi manual para hundimientos generalizados. Lo necesito.

Aunque también sé que, pasado un tiempo, volveré a echar de menos todo lo que soy, volveré a pensar a bajo nivel, que es lo que te salva cuando el suelo se hunde bajo tus pies. Volveré a odiarte y a echarte de menos. Volveré a decirte que eres tú y volveré a equivocarme.