Bienaventurados los que están en el fondo del pozo, porque de ahí en adelante sólo pueden ir mejorando.
El día ha sido tan pésimo que el inicio de curso del conservatorio ha sido bálsamo de Fierabrás (es el equivalente al anglosajón aceite de serpiente, que ahora se adueña de Internete).
Éramos muy pocos, pero los que estaban arriba eran los mejores.
Lástima que una persona, en la que confío ciegamente, esté dando al traste con mis planes. Malditas lealtades.