Demasiadas ya. Todas y cada una de ellas ya justifican, por sí solas, la decisión. En cierta manera el posponer lo inevitable, caminar en callejones sin salida sin saber cuándo vas a dar la vuelta. Quizá mañana sea tarde, quizá mañana el abismo sea infranqueable, la distancia insalvable, las heridas mortales.
No digo que no me equivocara, pero hay traiciones, hay decepciones que destrozan todo. Por mi parte, lo intenté demasiado, pero hay guerras que no valen la pena. Hay maldiciones que no cambian nunca, hay guerras que se pueden empezar desde la derrota, que se pueden vencer desde el infierno. Cuestión de sistemas de referencia, de número de hijos de puta por metro cuadrado.
No huyas como el cobarde que eres. Ofréceme dinero. Y también poder. Ofréceme cuanto te pida.
A partir del minuto 96.