Mi dolor no lo cura el tiempo.
No estoy loco, estoy reloco por vos.
No estoy cuerdo, es el recuerdo de tu voz.
Y poco queda más que decir. Hoy el día ha sido eterno, y al final, por primera vez en mucho tiempo, casi desfallezco, con un agotamiento extremo y unos miembros que se negaban a seguir. Demasiado largo el día, o yo no sé qué está fallando. A lo mejor me fallas tú, que no iluminas con tu risa la carretera por la noche, que no siembras esperanza en el camino y andar hasta cuesta. Y tú sin querer darte cuenta, que también eso es, de alguna manera, delito. De alguna manera.
No hay mayor error que tropezr contigo dos veces, no hay peor ciego que el que no quiere ver tu desdén.