Este fin de semana, tan largo y tan vacío, tan llenos de mujeres de belleza y lealtad incomparables, me di cuenta de que todo ha perdido el sentido, de que ya no necesito a nadie, salvo un poco de tranquilidad y conseguir alejarme del mundo. Volver a retomar la perspectiva, curar heridas en el alma y en la mente (cada vez más) y volver a encontrar ganas de encontrarte, de encontrarme, de volver a quererte.
Un día complejo, complicado, agotador, un poco solo, un poco loco.
Las malas lenguas decían que iba de verdugo.