Las que me asaltan, indefectiblemente, son unas sensaciones de completo vacío, de total deriva. Haber perdido mucho control sobre demasiadas cosas, y venir por la universidad, lejos de ser un punto de equilibrio, sólo hace más palpable, más patente, más evidente que mi divorcio con la realidad es cada vez mayor.
Quizá son unos apuntes de microondas, las prácticas de FCOM, la mala comida en el despacho, la soledad de las tardes de la facultad, la desesperanza de no tener un día libre para lamer heridas, para verte en la oscuridad, para recuperar la esperanza de una felicidad perdida.
Sigo buscando el correaje y dos pistolas, sigo buscando paz interior y simpleza exterior, un atisbo de felicidad, de dulzura, de rendición lene.
Un rendición en toda regla y buscar asilo político en tus brazos, hasta que todo encaje.